miércoles, 23 de septiembre de 2009
Si las cosas fueran tan fáciles, si el dolor mas fuerte fuera el de una caida como cuando uno es chiquito; y si ese dolor se fuera con un beso de mamá. Pero lamentablemente el tiempo pasa, y las cosas cambian, se complican, todo se hace mas complejo y confuso . Lo que antes era tal vez la causa de nuestro llanto, como un tropezón, hoy pasa a segundo plano, porque hay cosas mas fuertes y dolores mas difíciles de sanar. Porque ya no se pasa con un beso de mamá como cuando eramos chiquitos. Porque a veces los dolores mas fuertes no son los de las caídas, sino los del amla. Porque uno ve la realidad que quiere ver, porque a veces para evitarnos el sufrimiento hacemos como si nada, como si todo estubiera bien, nos creamos una propia burbuja. Pero llega un momento en que no podemos discimular mas, llega el momento en el que nos damos la cabeza contra la pared, que abrimos los ojos y vemos la realidad tarde o temprano, pero llega. A veces solo, a veces con algún empujoncito, pero llega. Y en ese momento es cuando uno debe ser mas fuerte, apollarse en las personas que nos rodean, nos quieren y seguir mirando para el frente.
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